He oído el murmullo de un río lejano, y el canto que caía como lluvia serena, y el aliento del tiempo que despierta el verano y acaricia las hojas en danza plena.
Las aves han llegado con sueños dorados, y el aire suspira en sus coros marcados, y la nube plateada bajo el cielo extenso, y todo se contabla en luz y en silencio.
Oh naturaleza pura que vives en vida, y bajo la incandescente luz en su andar, y el roce de la brisa que alivia en la herida es el canto eterno que da por final.
- Esteban Echeverría